La energía del corazón es vital, no solo para nuestro cuerpo, sino también para afianzar nuestra conexión con los ángeles, Maestros de Luz y Dios. A través de nuestro corazón podemos sentir que no estamos solos y que estamos sustentados por la fuerza de la Divinidad.
Por esto, El Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda que en el amor Divino podemos disolver nuestros pesares, miedos, dolores y preocupaciones. Solo debemos abrirnos al Amor. Muchas veces cuando pasamos por situaciones difíciles cerramos nuestro corazón, pues creemos que así nos protegemos del dolor. Pero hoy Jesús nos recuerda que un corazón abierto es la llave al Cielo, pues al descubrir nuestro corazón podemos perdonar y amar a los demás, y sobretodo, a nosotros mismos… lo que nos lleva a sentir la presencia de Dios y del Espíritu Santo en nuestra vida.
Si sientes que aún no estás listo para abrir tu corazón, puedes entregar tus carencias, dolores, miedos, inseguridades, tristezas, etc. a Jesús para que ÉL en su infinito amor lo haga por ti.
Puedes hacer el siguiente ejercicio:
Respira profundo al menos tres veces. Lleva tu atención a tu corazón. Siente como palpita. Puedes llevar tus manos a tu corazón para que puedas centrarte mucho mejor. Imagina que Jesús esta contigo… justo en frente tuyo con una sonrisa que reconforta y da paz. Ahora Jesús desde su corazón te brinda amor. Piensa, siente o imagina grandes rayos de luz amorosa que llegan a tu corazón y envuelven todo tu cuerpo, todo tu Ser. Respira esta energía. Cuando te sientas bien, entrégale a Jesús lo que te produce malestar, inquietud, o desconsuelo. Siente como Jesús lo recibe y lo transforma en Luz.
Da las gracias. Vuelves a respirar profundo y siente la paz.
Este ejercicio lo puedes repetir cada vez que necesites consuelo o cada vez que necesites el amor de Jesús. Verás cambios muy positivos en tu vida.
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