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Amo a los ángeles porque me ayudaron a sanar una de las situaciones más difíciles que he tenido en toda mi vida.

La experiencia que tuve durante mi embarazo partió mi vida en dos. Lloré mucho. Me recriminaba por haber quedado en embarazo de un personaje que no me amaba en absoluto y sentía un dolor intenso, en lo más profundo de mi ser. Cuando hablaba con algunas amigas me hacían sentir como una victima y yo reafirmaba eso con mis pensamientos. Me costaba trabajo concentrarme en cualquier tarea que realizaba y mi hermana me decía que había perdido el brillo de mis ojos. Seguramente ya estaban secos de tantas lágrimas y de tantas miradas al horizonte esperando a que ocurriera un milagro.

Cuando nació mi hija tomé la decisión de salir adelante. Que pereza seguir llorando, que pereza sentirme mal cada vez que contaba la triste historia de mi embarazo. ¡Ya no más! me cansé… y justo, en ese momento, un amigo a quien adoro profundamente pues siempre ha procurado mi bienestar, me contó sobre una señora que se comunicaba con los ángeles y que me podía ayudar a sentirme mejor. ¿Qué? ¿habla con los ángeles? era totalmente nuevo para mi, pero algo me decía que llamara y pidiera mi cita. Así lo hice. A los 8 días estaba en mi sesión de ángeles. Entre lágrimas y sentimientos encontrados pude contar nuevamente todo lo que estaba viviendo y como me estaba sintiendo. El mensaje principal que me dieron los ángeles era que todo lo que estaba viviendo era por mi propia elección. La experiencia de mi embarazo era una enseñanza para que yo aprendiera a: decir no; poner limites; hacerme respetar; y amarme sobre todas las cosas. También me ayudaron a «ver» que mi relación con el papá de mi hija había sido desgastante (por no decir una tortura) y que yo merecía armonía y plenitud en mi vida.  Al salir de la sesión de ángeles, me di cuenta que ya no lamentaba mi situación, sino todo lo contrario, estaba muy agradecida de todo lo que había vivido. Lo más lindo de mi sesión fue sentir que mis ángeles siempre estaban conmigo, consolándome, apoyándome y sanándome. Iluminando mi camino. No me volví a sentir sola.

Te comparto un ejercicio que puedes hacer para sanar con ayuda de los ángeles:

1.Busca un lugar tranquilo. Respira profundamente varias veces.

2. Piensa en algo que te haga sentir amor. Respira ese amor y llévalo a tu corazón.

3. Llama al Arcángel Rafael y dile que por favor te ayude a sanar la situación, emoción, parte del cuerpo, etc. que esté afectando tu bienestar.  El Arcángel Rafael puede sanarte física, mental, emocional y espiritualmente.

4. Imagina que Rafael te envuelve en una luz verde y en cada inhalación que tomas llevas ésta energía dentro de tu cuerpo y la diriges al lugar deseado. Si es una situación imagina a las personas relacionadas en esta energía y a ti mism@.

5. Perdona. Así no te des cuenta en este momento lo que vives es por tu propia elección. No hay culpables ni victimas. Perdónate a ti mism@ y perdona a los demás. Vas a imaginar que en cada exhalación botas la ira, la tristeza, la frustración.

5. Piensa que estas sano y te sientes de maravilla, sonriente y pleno.

6. Agradece al Arcangel Rafael por acompañarte y ayudarte a sanar.

Cada vez que te vuelvas a sentir apesadumbrado repite el ejercicio o simplemente llama al Arcángel Rafael. Si tienes alguna pregunta no dudes en escribirme.

¡Que tengas un hermoso día! Bendiciones.

Adriana Sierra Serrano

Terapia con ángeles