Fábula: El perro que perseguía la felicidad por Neal Becker
Un día un cachorrito se puso a perseguir insistentemente su propia cola sin éxito alguno, cuando en ese momento, un perro viejo lo vio y le dijo: —»¿Por qué estás persiguiendo tu propia cola?»
—»He escuchado que la felicidad está en mi cola» —respondió el perrito . -«Así que la seguiré persiguiendo hasta alcanzarla».
—»Hubo un tiempo en que yo también perseguía mi cola» —contestó el perro viejo—, «porque había escuchado eso de que la felicidad de un perro está en la cola».
—»¿Y lograste alcanzarla?» —preguntó interesado el cachorro.
—Después de mucho perseguir mi cola, replicó el perro anciano, descubrí que cuanto más intentaba alcanzarla, tanto más se alejaba de mí; pero cuando dejaba de perseguirla y me dedicaba a mis asuntos diarios, entonces ella me seguía a toda partes.
Algo similar nos puede ocurrir. Mientras más nos preocupemos por alcanzar la felicidad, más difícil será alcanzarla. En cambio, cuando nos dedicamos a disfrutar nuestro presente, con lo que somos y lo que tenemos, sentiremos que la felicidad es parte de nuestra vida.
Los ángeles me han enseñado que la dicha y la paz son las bases para sentirnos felices. Lo mejor de todo es que éstas bases son inherentes a nosotros. Es decir, hacen parte de nuestra esencia.
Cuando te sientas confundido o angustiado aquieta tu mente y respira profundo. Pídele a Dios, a sus ángeles, o al guía espiritual que te guste más (Jesús, María, Buda, etc.) que te ayuden a sentirte en paz con respecto a la situación que te inquieta. Luego haz alguna actividad que te genere dicha, como ir a caminar, observar las nubes, meditar, comer un helado, cocinar alguna receta, leer un libro, o, simplemente tratar de aquietar la mente. Lo importante es que alejes tu atención de lo que te perturba para que puedas permitir la asistencia angelical. Es increíble cómo algunas veces lo único que tenemos que hacer es soltar y confiar.
Abrazos de luz
Adriana
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