Seleccionar página

Los pensamientos son la semilla de nuestra realidad no solo porque decidimos y actuamos de acuerdo a ellos, sino también porque son energía, la cual puede tener frecuencia vibratoria alta o baja. Si tus pensamientos son alegres, por ejemplo, tu campo energético vibra con una frecuencia alta y empiezas a atraer a tu vida personas, situaciones, y cosas con esa misma vibración positiva, lo cual te generará más felicidad en todos los campos de tu vida. Si por el contrario, piensas con miedo, por ejemplo, en que siempre te enfermas, empiezas a bajar la frecuencia vibratoria de tu campo energético y tu vida manifestará desequilibrio (no estás en armonía).  Lo más probable es que efectivamente te enfermes de gripa o tengas un tropezón que te incapacite.

Nuestros pensamientos están influenciados por toda la información – creencias que hemos recibido y adoptado para nuestra vida. Y se vuelven tan automáticos que ni siquiera nos damos cuenta de lo que pensamos. Llega un punto donde nos volvemos títeres de nuestra propia vida y el mundo se vuelve un escenario de emociones y situaciones descontroladas que aceptamos con resignación porque creemos que no tenemos poder sobre lo que nos pasa.

Para cambiar nuestros pensamientos negativos a positivos lo primero que debemos hacer es darnos cuenta de qué estamos pensando. A esto se le llama, ser consciente. De hecho, iniciamos un hermoso recorrido espiritual cuando le ponemos un freno a los pensamientos y damos espacio para que el Espíritu haga presencia en nuestra vida. Como no estamos acostumbrados a percatarnos de lo que pensamos podemos usar algunas herramientas:

Poner una alarma en el celular cada hora. Así cuando suene nos hacemos conscientes de los pensamientos por al menos un minuto.

Cada vez que iniciemos una actividad respiramos profundo sintiendo el recorrido del aire por nuestros pulmones. Esto nos centra, es decir nos hace estar presente.

Recordar que el propósito de nuestra vida es vivir cada segundo. Todo lo que haces tiene importancia y hace parte de tu plan Divino. Por ejemplo ahora estás leyendo este mensaje. Concéntrate en estas palabras, interiorízalas, cuestiona lo que estoy escribiendo, toma lo que te gusta y suelta lo demás. Lo único que importa es que estés presente. Si luego tienes que ir a la calle, siente tus pies en el piso, la sensación del aire pasando por tu cara,  etc. Mantén tu mente en el ahora y piensa en la actividad del momento.

Cambiar el disco de la mente por uno con ideas positivas. Escoge una idea. Por ejemplo, amo la vida y la vida me ama. Y te la grabas para que sea ese pensamiento el que esté presente. Repítela antes de irte a dormir y tan pronto abras los ojos. Haz lo mismo cuando te veas a un espejo. Vas a ver que la nueva idea positiva se va enraizando en tu mente.

Escucha canciones con letras que suban el ánimo. Las canciones se vuelven parte de nuestros pensamientos cuando son pegajosas porque se nos quedan grabadas y las cantamos o tarareamos sin darnos cuenta. Así que deja a un lado canciones melodramáticas e inclínate por canciones alegres, que te hagan bailar y sonreír.

Cuando te des cuenta que estás pensando algo negativo, imagina que lo cortas con unas tijeras o que lo pones en un papel y lo rompes y lo tiras bien lejos de ti. Luego dite a ti mismo que todo está bien y que estas a salvo. O cualquier otra frase que te genere tranquilidad y optimismo.

Mantente alejado o no opines cuando otras personas estén conversando acerca de lo mal que esta el país, la vida, la situación. Acuérdate que atraes a tu vida situaciones de acuerdo en donde hayas fijado tu atención-energía.

Como todo, hay que practicar muchas veces hasta generar una disciplina de pensamientos positivos. No te desalientes si persisten las ideas de tristeza, escasez, frustración, miedo, etc. Es un patrón que todos nosotros tenemos y que viene de muchas vidas atrás. Así que tómalo con calma. Respira y vuelve a intentar.

Adriana