La semana pasada estaba pasando la tarde con mi hija. Ella me propuso varios juegos, por ejemplo me dijo que jugáramos a que yo le quitaba su muñeco bebé y que ella se ponía triste. Luego me dijo que jugáramos a que ella estaba enferma y yo le daba los remedios. Por último me dijo que jugáramos a las princesas, donde ella me tiraba rayos y me moría. Yo accedí a jugar a todo lo que ella me iba diciendo hasta que caí en cuenta y le dije que no. Que no quería seguir jugando a que alguna de las dos sufría, así esto hiciera el juego más interesante. Yo quería jugar a que era feliz. A que bailaba y cantaba.

¿Para qué nos sirve jugar a ser desdichados?  No sé a ti, pero a mí me pasaba muchísimo que cualquier situación que vivía la pensaba “en modo película”. Me iba a la cama e imaginaba los parlamentos, el escenario y los actores (yo estaba en la nómina con el personaje principal obviamente) envueltos en discusiones, lágrimas, sufrimiento. No me pasó una vez sino muchas veces. Incluso actualmente tengo la tendencia a seguir imaginando situaciones y paro en seco y digo NO, no más.

Imaginar el peor escenario no sirve de nada: Mi novio no me llama, debe ser que me quiere terminar;  No me han aprobado la cotización que envié la semana pasada, debe ser que no les gusto los productos; Me duele un dedo, debe ser artritis;  No me sale trabajo, debe ser que no soy bueno.  En fin, tantos temas que tenemos en nuestra vida y todos son susceptibles a ser una pesadilla en nuestra mente si nosotros así lo elegimos.

Yo me cansé de estar esperando siempre lo peor y de recibir lo peor. Si esperas lo peor, lamento decirte que así va a pasar. Tus pensamientos crean tu realidad. Así que te propongo que hoy hagas un compromiso contigo:

Yo, (aquí va tu nombre), me comprometo a parar de imaginar situaciones negativas. Tan pronto me dé cuenta que estoy teniendo pensamientos negativos voy a detenerme y voy a reemplazar esas ideas con pensamientos sobre (aquí pones algo que te guste, emocione, enamore, inspire).

Dejemos de anticiparnos a los hechos con pensamientos que nos desaniman. Cambiemos el chip de la mente. ¿Qué te parece si  elegimos ser un protagonista que triunfa, que se enfrenta a los obstáculos que la vida le pone y decide ser feliz si o si?

Volviendo a la historia con mi hija, terminamos ese día jugando rondas y a la mamá que cuida al bebé. Acosté a mi hija y le dije, “Recuerda jugar a que eres feliz”. 

Bendiciones,

Adriana

Terapia con ángeles